“Conocer al Único Dios Verdadero, honrarle y obedecerle, y darle a conocer.”
¿Deben los cristianos usar el nombre “Alá”
en la traducción del texto bíblico?
por Joshua Massey
La práctica de traducir la palabra Dios como Alá ha creado mucha polémica entre los cristianos del occidente, porque muchos piensan que la palabra Alá representa un dios falso. Curiosamente este debate no existe entre los cristianos de trasfondo árabe, ya que siempre han traducido elohim y theos (los términos principales para Dios en hebreo y griego del texto bíblico) como Alá en las traducciones de la Biblia en árabe desde el octavo siglo hasta el presente. La mayoría de los eruditos concuerdan que la palabra árabe Alá corresponde directamente a la palabra elah en arameo. También concuerdan que Alá corresponde a la palabra eloah en hebreo, la cual es la forma singular de elohim (palabra general que significa Dios a través del Antiguo Testamento). De hecho, es casi imposible para los lingüistas determinar cuál de los tres términos apareció primero en el Medio Oriente, o si los tres son derivados de algún idioma proto-semítico hipotético. Aunque sus orígenes antiguos son inciertos, su uso antiguo no lo es. Igual que el uso en español, la Biblia usa elah y elohim para hablar del Dios Altísimo y de dioses falsos. La distinción entre los dos es emplear D mayúscula o d minúscula. En contraste, los musulmanes nunca usan Alá para hablar de un dios falso. Alá se refiere exclusivamente al único Dios verdadero – el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Escritores islámicos han utilizado el término Alá al citar la Biblia cristiana desde el siglo IX. De igual manera, eruditos judíos han traducido elohim y elah como Alá en las traducciones más antiguas del Torá al árabe desde el siglo IX hasta nuestros días. Entonces, a pesar de las aparentes diferencias entre el concepto de Dios en la Biblia y el Corán, judíos, cristianos y musulmanes de habla árabe han llamado a Dios, Alá, por los últimos catorce siglos.
Sin embargo, muchos misioneros sinceros, en su afán de ser bíblicos, han rechazado todo lo que se puede considerar “islámico”: terminología, costumbres, y formas religiosas – aun elementos arraigados históricamente en orígenes judíos y cristianos. Este debate en cuanto a terminología ha sido enmarañado en el occidente. Aunque hay millones de cristianos árabes y no árabes (por. ej. 30 millones de cristianos javaneses y sudaneses en Indonesia) que adoran a Dios como Alá, otros cristianos no árabes tienen fuertes aversiones al uso de la palabra Alá porque no se han enterado de su uso en el resto del cuerpo de Cristo. Es fácil malentender el significado de un término extranjero cuando no sabemos ese idioma, ni el contexto en el cual se emplea.
De igual manera, es fácil pasar por alto el vergonzoso trasfondo de muchos de los términos usados por cristianos cuando hablan de Dios. La palabra en inglés, “God”, se deriva de un término germánico pagano “Gott”. Éste fue el nombre propio de la deidad teutónica Odín, el cual vive arriba en un árbol sobre el mundo. Creó a los primeros seres humanos por tener relaciones con su esposa Freya, una rubia con ojos azules – la diosa de amor, fertilidad y belleza. Al darse cuenta de eso, ¿los de habla inglés deben abandonar el uso de la palabra “God” para dirigirse al Dios Altísimo? A pesar de sus orígenes netamente paganos y su uso contemporáneo para hablar de dioses falsos tanto como el Altísimo, la palabra “God” (con mayúscula) se entiende por los de habla inglés como el Dios de la Biblia. ¡Es perfectamente aceptable para los cristianos que hablan inglés! En contraste, Alá comparte las mismas raíces semíticas con el hebreo y arameo bíblicos, no es empleado contemporáneamente para referirse a dioses falsos, y es claramente reconocido por los cristianos árabes y los musulmanes como el Dios de la Biblia. Sin duda la palabra Alá es un término aceptable y apropiado para los cristianos árabes y los musulmanes.
Mientras el empleo de Alá para los cristianos árabes no se discute entre ellos, hay muchos cristianos no árabes que tienen dificultades en distinguir el término de su significado en la enseñanza islámica. El argumento es algo así: “Si no usamos otro nombre para Dios, los musulmanes van a malentender la naturaleza del Dios de la Biblia.”
Los cristianos que abogan por el uso de Alá entre los musulmanes no árabes insisten que la introducción de nuevos términos para Dios creará estorbos gigantescos en la comunicación, y posiblemente garantizará el fracaso de cualquier movimiento de plantación de iglesias que se desarrolla desde adentro de esa comunidad. Aclaran que el asunto no es descartar esos términos, sino hacerlos brillar con significado bíblico. Entre más saben los musulmanes de lo que las Escrituras dicen, más bíblico será su teología acerca de Dios. Llenar palabras ya conocidas con nuevo significado, en vez de tirarlas como algo inservible, es una práctica sabia que la iglesia ha empleado desde el principio. Por ejemplo, logos fue utilizado por los paganos estoicos para describir “el alma divino del mundo”. Como elohim y elah, el uso de theos por no judíos en el primer siglo no representaba un dios en particular, sino un concepto politeísta, con Zeús como el padre de los dioses y los hombres (Hechos 14:11-12). Aun así, los autores del Nuevo Testamento no titubearon en utilizar logos (Juan 1:1,14) ni theos (la cual aparece 1,343 veces en el Nuevo Testamento y es traducido como Dios 1,320 veces).
Tomando todo esto en cuenta, el objetivo del traductor es poner las Escrituras en una forma que sea realmente “buenas noticias” para sus lectores musulmanes. La solución a este atolladero lingüístico no es necesariamente evitar el uso del término Alá, a pesar de la oposición vehemente de algunos cristianos que no saben mucho del idioma árabe. La palabra Alá ha sido un término perfectamente aceptable en traducciones de la Biblia por más de un milenio, y sigue siendo así para los lectores musulmanes de hoy en día.
Joshua Massey es antropólogo cultural, lingüista, y misiólogo, trabajando entre los musulmanes de Asia desde 1985. Actualmente coordina la producción de literatura autóctona para ayudar a musulmanes que son seguidores de Jesús a proclamar el Reino de Dios y hacer discípulos en Asia. Ha publicado varios artículos sobre la plantación de iglesias y etnografías sobre rituales del Islam popular.
traducido por algunos seguidores de ‘Isa al-Masih
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