“Conocer al Único Dios Verdadero, honrarle y obedecerle, y darle a conocer.”
El Uso de la Frase “Hijo de Dios”
en Romanos 1:4
Romanos 1:1-6 – Pablo, siervo de Cristo Jesús (el Mesías Redentor), llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio (las buenas nuevas) de Dios, 2 que El ya había prometido por medio de Sus profetas en las Sagradas Escrituras. 3 Es el mensaje acerca de Su Hijo, que nació de la descendencia de David según la carne, 4 y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por (como resultado de) la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo. 5 Es por medio de El que hemos recibido la gracia y el apostolado para promover la obediencia a la fe entre todos los Gentiles, por amor a Su nombre; 6 entre los cuales están también ustedes, llamados de Jesucristo.
The Bible Knowledge Commentary
1:3–4. Las Buenas Noticias de Dios tiene que ver con Su Hijo, y aquí aclara que habla de Jesucristo, Nuestro Señor. Afirma que la deidad de Cristo es un aspecto básico de Su Persona antes de la encarnación. Se sabe eso porque Él es identificado con el linaje de David. La prueba es que Él “llegó a ser” (una traducción literal del participio “genomenou”), o “fue” de ese linaje. Cristo, también era genuinamente humano ya como su vínculo con David y su resurrección de los muertos atestan. Su resurrección anunció rotundamente que Él es el Hijo de Dios. Validó Su declaración de ser Dios mismo y Su predicción que resucitaría de entre los muertos (Juan 2:18-22; Mateo 16:21). Esta declaración se hizo por medio de (literalmente en acuerdo con) el Espíritu de santidad. Se refiere al Espíritu Santo y no como algunos alegan al espíritu humano de Cristo.
MacArthur Study Bible
1:4 declarado. La palabra griega, de la cual viene nuestra palabra “horizonte” , significa “distinguir”. Así como el horizonte sirve para marcar claramente entre la tierra y el cielo, la resurrección de Cristo hace una distinción clara entre Él y todo la humanidad. Presenta evidencia irrefutable que Él es el Hijo de Dios (vea la nota en 10:9). Hijo de Dios. Este título, empleado casi 30 veces en los Evangelios, identifica que Jesús es de la misma esencia que Dios. Vea las notas en Juan 1:34, 49; 11:27; 19:7 (también Hebreos 1:5 y 2 Shemuel 7:14). La resurrección declara que Jesús es deidad, la expresión de Dios mismo en forma humana. Él fue eternamente el Hijo de Dios en anticipación de Su encarnación, pero cuando entró al mundo se declaró a todo el mundo que era el Hijo de Dios. También asumió un papel de sumisión a Dios Padre (vea las notas en Salmos 2:7 y Hebreos 1:5, 6). resurrección de entre los muertos. Su victoria sobre la muerte fue la demostración suprema y la evidencia más clara que Él es el Hijo de Dios (vea las notas en 10:9; Hech. 13:29-33; 1 Corintios 15:14-17). Espíritu de santidad. En Su encarnación, Cristo se sometió voluntariamente a la voluntad de Dios Padre por medio de la guía y poder del Espíritu Santo (Mateo 3:16; Lucas 4:1; Juan 3:34; Hech. 1:2).
Believer’s Bible Commentary
1:4 El Señor Jesucristo es declarado ser el Hijo de Dios con poder. El Espíritu Santo, aquí llamado el Espíritu de Santidad, resalta a Jesús en Su bautismo. También los milagros poderosos del Salvador, realizados en el poder del Espíritu Santo, testificaron que Él es el Hijo de Dios. Cuando leemos que Él fue declarado ser el Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos, pensamos naturalmente en Su propia resurrección. Pero el texto dice literalmente “por la resurrección de personas muertas”. Es posible que el Apóstol Pablo aquí está pensando también en la resurrección de la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Naín, y Lázaro. Habiendo dicho eso, es claro que se refiere principalmente a la resurrección del Señor.
Cuando decimos que Jesús es el Hijo de Dios, quiere decir que Él es Hijo como nadie más. Dios tiene muchos hijos. Todos los creyentes son Sus hijos (Gálatas 4:5-7). Aun los ángeles son llamados hijos (Job 1:6; 2:1). Pero Jesús es el Hijo de Dios en una manera única y especial. Cuando nuestro Señor habló de Dios como Su Padre, los judíos entendieron correctamente que Él afirmaba ser igual a Dios en todo sentido (Juan 5:18).
Tom Constable’s Expository Notes on the Bible
1:3–4 Pablo identificó el tema del Evangelio para resaltarlo más. El Evangelio se enfoca en el Hijo de Dios, Jesucristo, el cual es humano y divino. Las frases “según la carne” (v.3) y “según el Espíritu” (v.4) probablemente ofrecen un contraste entre Sus vínculos relacionales y no un contraste entre Sus dos naturalezas. Él formó parte de dos esferas. En cuanto a su conexión humana, Su origen fue de lo más alto. No sólo fue israelí (9:5), sino descendiente de David (Mateo 1:1; Lucas 1:32; Hech. 13:22-23; 2 Timoteo 2:8). Eso le dió una conexión mesiánica (Isaías 11:1).
En cuanto a su conexión celestial, fue más alto que los ángeles (Hebreos 1:4) siendo el Hijo de Dios mismo (v.4). La palabra “poder” probablemente modifica “Hijo” en vez de la declaración. Pienso que significa que Dios declaró que Jesús es Su Hijo Poderoso, en vez de entender que Dios declaró con poder que Jesús es Su Hijo. El enfoque del pasaje es la grandeza de Cristo y no lo maravilloso de Su resurrección.
“Un mero ser humano que dijese lo que Jesús dijo, no sería un gran maestro moral. Sería o un loco (al mismo nivel de alguien que piensa que es un huevo), o sería un demonio del infierno. Es necesario elegir tu posición en cuanto a Cristo – o es el verdadero Hijo de Dios, o es un lunático o algo peor.” (C.S. Lewis)
Jesús siempre ha sido el Hijo de Dios, pero Dios le declaró ser el Hijo de Dios al resucitarlo de entre los muertos. No cambió en cuanto a Su esencia – siempre ha sido el Hijo de Dios – pero sí cambió en el sentido de haber sido revelado al mundo. Dios le asignó al Hijo una nueva posición en relación al mundo cuando lo resucitó. Ahora no es solamente el Mesías, sino que ha sido revelado al mundo como Señor sobre todo.
Nelson’s New Illustrated Bible Commentary
1:4 La palabra traducido “declarado” significa “designado”. Jesús no llegó a ser el Hijo de Dios a causa la resurrección. Al contrario, la resurrección comprobó que Él es el Hijo de Dios.
Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible
II. Habiendo mencionado el Evangelio de Dios, se detiene para dar un elogio de ese mensaje tan maravilloso.
1. La antigüedad del mensaje. Fue prometido anteriormente (v.2). No fue una novedad doctrinal, sino que se basaba en las promesas y profecías del Antiguo Testamento. Todo eso apuntaba al Evangelio, siendo como rayos del amanecer anunciando el sol de justicia. El mensaje no fue por palabra solamente, sino a través de las Sagradas Escrituras.
2. El tema del mensaje acerca de Cristo. Tiene que ver con Cristo (v.3,4). Los profetas y apóstoles dan testimonio de Él. Cristo es el tesoro verdadero escondido en el campo de las Escrituras. Fíjense que cuando Pablo menciona a Cristo, expresa gozo en mencionar Sus títulos, tales como Su Hijo Jesucristo y nuestro Señor. Y, al hablar de Él, no puede seguir su discurso sin expresar su amor y honra, como lo hace aquí al mencionar Sus dos naturalezas distintas. (a.) Su naturaleza humana. Es de la descendencia de David (v.3). Nacido de la virgen María, de la casa de David (Lucas 1:27), así como fue José (Su padre legal, no genético) también (Lucas 2:4). David es mencionado aquí en cuanto a las promesas mesiánicas que le fueron dadas (2 Shemuel 7:12; Salmo 132:11; Lucas 1:32-33). (b.) Su naturaleza divina: Declarado ser el Hijo de Dios (v.4), según el Espíritu de santidad. Según Su naturaleza humana fue de la semilla de David, pero según el Espíritu (1 Pedro 3:18; 2 Corintios 13:4) es el Hijo de Dios (Su naturaleza divina). La gran prueba de eso fue Su resurrección de entre los muertos, hecho que demostró sin ninguna duda. La señal del profeta Jonás, o sea la resurrección de Cristo, fue destinada a proveer la última oportunidad de convencerse de la naturaleza verdadera de Jesús (Mateo 12:39-40). Los que rechazaran creer no serían convencidos por nada. Así que, aquí tenemos un resumen doctrinal en el Evangelio de las dos naturalezas en una sola persona…
Baker Exegetical Commentary on the New Testament: Romans
1:3–4 Aquí hay una introducción al Evangelio que Pablo predicó, el Evangelio que es de Dios y enfocado en Su Hijo. El Hijo cumple lo que las Escrituras prometieron. El Hijo es descrito por dos frases participiales en v.3-4, normalmente considerados ser de un himno o un credo antiguo. La mención de Jesús como el Hijo nos recuerda de la posición de Israel como hijo de Dios. Aun así, la mayoría de los eruditos entienden que la frase περὶ τοῦ υἱοῦ αὐτοῦ (acerca del Hijo) se refiere a Su preexistencia. Los argumentos en contra del Hijo preexistente en este pasaje no son del todo convincentes. Jesús es el Israel Verdadero, pero es también el Hijo que ha existido eternamente en el pasado, quien fue enviado al mundo por Dios Padre (Romanos 8:3). Es decir, la palabra “Hijo” funciona en más de un solo sentido. Jesús es el Israel Verdadero, pero también es el Hijo preexistente que existió antes de Su encarnación. La colocación de las palabras τοῦ υἱοῦ αὐτοῦ antes de los dos participios sugiere que el que llegó a ser la semilla de David, designado también a ser el Hijo de Dios poderoso en Su resurrección, ya era el Hijo antes de ocurrir esos eventos. El que existió eternamente como el Hijo fue designado ser el Hijo de Dios con poder, en su calidad como el Hijo de David. La dimensión expresada aquí no fue su calidad de Hijo, sino la realidad de Su posición celestial a base de ser el Hijo de David. Él es el Hijo de Dios poderoso. Es decir, el Hijo ha reinado con Dios Padre desde la eternidad pasada, pero a base de su encarnación y obra expiatoria ha sido nombrado el Hijo de Dios en el sentido de ser tanto divino como humano. Este pasaje no ofrece la precisión de las fórmulas cristológicas delineadas más tarde en la historia de la iglesia, pero versículos como estos fueron las materias primas para el desarrollo de nuestra cristología.
Más importante que todo, al llamar a Jesús “Hijo”, Pablo ahora le da a Jesús la designación del pueblo de Israel – ser el Hijo de Dios (Éxodo 4:22-23; Jeremías 31:9; Oseas 11:1). Esto de ninguna manera sugiere que ya no hay significado en ser miembro étnico de Israel (Romanos 9-11). Pero, si Jesús es el Hijo Verdadero de Dios, quiere decir que membresía en el pueblo de Dios depende ahora de una relación legítima con Él. Como Pablo expresó, Jesús es la semilla singular de Abraham (Gálatas 3:16) y, por eso, la bendición de Abraham (Gálatas 3:14) es solamente disponible a los que pertenecen a Jesús el Mesías.